13 de marzo de 1964, Queens, Nueva York. Esta es la fecha del asesinato de Catherine Susan Genovese, más conocida como Kitty Genovese.  

Kitty era una chica de 28 años de edad. Esa madrugada, mientras se dirigía a su apartamento, fue sorprendida y apuñalada por la espalda por un asaltante que fue identificado tiempo después. Los gritos de Kitty pidiendo auxilio despertaron a sus vecinos, que gritaron desde sus ventanas que la dejara en paz. Kitty consiguió levantarse, pero unos instantes después cayó muerta en las escaleras de la entrada de su apartamento.  

Hubo 38 testigos del incidente, pero solo uno de ellos se aventuró a llamar a la policía para avisar de lo que estaba sucediendo, pero ya era tarde.  

Esta omisión de socorro fue muy llamativa consiguiendo ocupar las portadas de los periódicos días después. 

En 1968, dos investigadores (Darley y Latané) decidieron profundizar en ese asunto y descubrir por qué, a pesar de haber habido tantas personas presenciando el asesinato, solo uno se aventuró a llamar a la policía. Quizá piensen que, posiblemente, se deba al miedo de las represalias del asesino, pero no fue ésta la conclusión a la que llegaron estos investigadores…  

Tras el estudio realizado descubrieron que es menos probable recibir ayuda cuanta más gente haya presente en el momento del suceso. Es decir, es como si la gente pensara que ya lo hará otro y la responsabilidad se diluyera… 

A este efecto se le llamó Efecto del Espectador o Síndrome de Genovese en memoria de la fallecida. 

 

Si esto te parece algo alarmante, piensa una cosa… ¿Cuántas veces se han producido agresiones en medio de la calle delante de tus ojos, has visto a tu jefe tratar mal a algún compañero, o has presenciado insultos y bullying en colegios e institutos y nadie ha hecho nada?  

Por favor, actúa contra estas injusticias. Somos responsables tanto de lo que hacemos como de lo que no.